Hoy Cocina Annak y su hermana Herminia
Vamos
a aprovechar que el bonito está en temporada y a buen precio para
hacer una estupenda conserva de bonito en aceite. Lo primero que
tenemos que tener en cuenta es que cuanto más grande sea el bonito,
menos desperdicio tendremos y mejor saldrá.
En
la pescadería pediremos que nos seleccionen un buen bonito (a partir
de 8 kg es muy buen tamaño). Pedir que os separen las ventrescas que
aprovecharemos para hacerlas a la plancha o al horno (con un simple
adobo de ajo, perejil y un poco de aceite). El resto del pez, que os
lo corten en rodajas gruesas (de 8-10 cm.) y que lo vuelvan a pesar,
para después calcular la sal y el agua que le vamos a poner para la
cocción. La cabeza se desecha.
Una
vez en casa, tendremos preparada una olla grande y los tarros y
tapaderas para envasarlo bien limpios. Un bonito de 10 Kg entero, se
queda en unos 7,5 kg para embotar (una vez quitadas la ventresca y la
cabeza) y salen unos 30 tarros (buscarlos no muy altos y con la boca
ancha, que será más fácil de embotar).
Yo
prefiero usar aceite de girasol al de oliva, porque es más suave
permite disfrutar del sabor del bonito en todo su esplendor.
Ingredientes:
Bonito
(según peso del pez una vez quitada la cabeza y la ventresca)
Aceite
de girasol (aprox. 4 litros para 7 kg. De bonito)
Agua:
1 litro de agua por cada kilo de bonito
Sal:
100 gr. de sal por cada kilo de bonito
Opcional
(si queréis darle un toque al pescado): ajo, cebolla y laurel
(enteros)
Elaboración:
Medir
el agua necesaria y pesar la sal (según peso del pescado) y colocar
dentro de la olla el pescado lavado partiendo de agua fría. Si
habéis optado por echar el ajo, la cebolla y el laurel, añadirlo
también.
Hervir
el bonito a fuego medio hasta que la espina central se separe de la
carne (aproximadamente una hora desde que rompe a hervir).
Desespumar de vez en cuando para quitar las impurezas.
Cuando
el bonito esté cocido lo sacamos a una fuente de rejilla y lo
dejamos escurrir y templar hasta que no queme y se pueda manejar.
Entonces
procederemos a la limpieza de pieles y espinas del pescado,
quitando también las partes oscuras (por estética más que otra
cosa).
Ahora
empezamos a rellenar los tarros, cortando el bonito a medida de los
botes. Los trocitos pequeños y las partes oscuras los reservamos
para hacer unos cuantos botes de migas (que vienen genial para
ensaladillas, tortillas… etc.).
Una
vez que tenemos rellenos los tarros (que les quede un poco de
espacio en la parte superior), los rellenamos con aceite hasta casi
el borde y los dejamos reposar unas horas (mejor si es de un día
para otro).
Una
vez reposado, antes de cerrar los tarros comprobaremos si el bonito
ha “chupando” un poco del aceite, por lo que rellenaremos, si es
necesario, con más aceite y cerraremos los tarros apretando bien.
Los
ponemos a cocer al baño maría durante 20 minutos para que haga el
vacío y la conservación sea efectiva. Al cocerlos, el aceite se
pone un poco turbia, pero tras un par de días de reposo, vuelve
otra vez a su color natural.
Ya
está hecha la conserva, lavamos los tarros para quitarles película
de grasa que tienen y los podemos guardar hasta que el bonito esté
en su mejor momento, que suele ser a partir de 2 meses, pero que
puede llegar a durar más de un año si se ha realizado bien el
proceso del vacío.
Nota:
es importante vigilar los tarros los primeros días por si alguno no
hubiera hecho bien el vacío; en ese caso el aceite se saldrá por la
junta de la tapa y manchará la superficie donde esté apoyado (poned
un papel absorbente debajo para verlo enseguida); guardarlos en un
lugar seco, lejos de luz directa y no muy cálido (no necesita
frigorífico).
¡BUEN
PROVECHO!